La ósmosis es el término físico-químico utilizado para denominar el fenómeno que se produce entre dos soluciones acuosas de diferente concentración, separadas por una membrana semi-permeable, en la que la solución más diluida o con menos concentración, empuja al disolvente hacia la solución más concentrada buscando la igualdad entre ambas concentraciones.
El estratificado de poliéster, al realizarse por capas que se colmatan manualmente, acaban conteniendo impurezas en su interior, restos de resina sin polimerizar, estirenos de limpieza entre capas, impurezas propias de la fibra de vidrio, suciedad en suspensión dentro del propio astillero y sobre todo el peor enemigo: el agua. La humedad superficial que condensa en ocasiones después de la reacción química al polimerizar la resina, deja restos de agua aprisionada entre capas.
El agua reaccionará con todos los restos que hayan quedado atrapados formando diferentes soluciones acuosas muy concentradas; por otra parte, el casco se halla a flote en otra solución acuosa, en cualquier caso menos concentrada, sea del mar, de un río o de un lago; y la capa semipermeable es el gel-coat.
De todo ello resulta que la solución más concentrada, la que se halla en el interior del estratificado, tiende a absorber agua del exterior que va introduciéndose en el estratificado y crea una sobrepresión interna llamada presión osmótica. Al no poder introducirse más en el interior del estratificado, tiende a deformar el gel-coat formando una serie de ampollas. Al reventarse estas ampollas, el efecto se amplifica, ya que se abren nuevos caminos al agua para que fluya hacia el interior del estratificado. Si no se detiene este proceso, se llegaría a la deslaminación y por consiguiente a la pérdida de las características estructurales del casco, con todo lo que ello representa.
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